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" Hay mucha diferencia entre viajar para ver países y para ver pueblos."
martes, 26 de octubre de 2010
miércoles, 6 de octubre de 2010
sábado, 14 de agosto de 2010
Que viene el TIO CAMUÑAS ¡¡¡
Se trata del reconocimiento que desde hace tres años el pueblo de Camuñas hace a su héroe local D. Francisco Sánchez Fernández, también conocido como Francisquete o Tío Camuñas.
Durante casi tres días el pueblo viaja en el tiempo y las calles son patrulladas por las tropas napoleónicas, con artillería y todo. La gente se caracteriza e incluso se acuña una moneda conmemorativa canjeable en un mercadillo donde no falta la artesanía local y una muestra de la gastronomía de la comarca.
Ante el estupor y el abucheo del gentío el hermano de Francisquete es apresado por los franceses y colgado hasta morir en una de las aspas de un molino.
El pueblo entero indignado protesta y su hermano jura venganza en momento más emotivo de la escenografía "el juramento del guerrillero" donde Francisquete se convierte en una auténtica pesadilla para los invasores y origen del famoso dicho popular "que viene el Tío Camuñas"
martes, 3 de agosto de 2010
Baños: Vida en erupción
viernes, 23 de julio de 2010
Viajar para descubrir: Hacia un Turismo Sostenible
La Fórmula: Orientados por un viajero-coordinador, los viajeros sólo llevarán contratado lo básico: Vuelos, transporte, papeleos y seguro). Los alojamientos y manutención se van contratando sobre la marcha (con un fondo común) y se pagan directamente (en moneda local) dándole al viaje un dinamismo absoluto, favoreciendo al mismo tiempo las economías locales y consiguiendo un importante ahorro en el coste total del viaje.
Esta filosofía de viaje está basada en la integración social y cultural del viajero con el destino y el respeto con el medio ambiente.
Esta fórmula viajera tiene cuatro puntos clave:
Viajes flexibles: Es posible modificar el itinerario previsto como el grupo decida y la duración de las estancias en cada zona que se visite, segun el interés del sitio o eventos que acaezcan en la zona de forma inesperada.
Viajes para todos: Al viajar en grupo, pagar en moneda local y utilizar recursos locales se consigue abaratar muchísimo el coste del viaje y minimizar el impacto en las zonas que se visitan, especialmente las más vulnerables ambientalmente o las habitadas por comunidades indígenas.
Viajes sostenibles: Se utilizarán pequeños alojamientos familiares y campamentos o alojamientos de identidad local. Transporte públicos (donde sea posible) y siempre servicios locales. De esta manera el dinero del viajero revertirá en economías locales, tanto los recorridos como las excursiones programdas irán orientadas a favorecer la protección del medio ambiente y a procurar el menor impacto posible.
Viajes de aventuras: Con esta filosofía viajera se trata de recuperar la esencia del viaje. Descubrir recónditos lugares, culturas ancestrales, naturaleza sorprendente y formas infinitas de ver el mundo.
El Guía-coordinador
Es un viajero más, con experiencia viajera y lider de la expedición. El papel del con el guía-coordinador, en colaboración con las organizaciones local es acompañar y orientar activamente a un pequeño grupo durante el viaje, aportando su conocimiento del destino mostrando la cultura y el entorno de cada área que se visite.
Hacia el Turismo Sostenible
Turismo sostenible según la Organización Mundial del Turismo “concebido como aquel que conduce a la gestión de todos los recursos de tal forma que permita satisfacer las necesidades económicas, sociales y estéticas, manteniendo la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas que apoyan la vida” de acuerdo con Agenda 21 for de travel & Tourism Industry, “Los productos de turismo sostenible son productos que operan en armonía con el ambiente local, la comunidad y las culturas, de modo que estas se conviertan en beneficiarios permanenetes” (WTO, 2001; WTTC1995).
El hablar del viaje sostenible es hablar de la triple rentabilidad:
1. Ambiental: minimiza cualquier daño al medio ambiente (flora, fauna, agua, suelos, uso de la energía, contaminación, etc.) e idealmente trata de beneficiar el ambiente de forma positiva (fomentando la conservación y protección).
2. Sociocultural: No debe perjudicar, sino revitalizar la estructura social o la cultura e la comunidad anfitriona.
3. Económica: Debe contribuir al bienestar económico de la comunidad local, de una manera no sólo puntual, sino que se pueda mantener en el tiempo.
El turismo sostenible busca minimizar los impactos negativos y el daño de la actividad turística y maximizar los beneficios económicos al entorno visitado.
El ecoturismo, un tipo de turismo sostenible, se lleva acabo en zonas naturales poco o nada exploradas, ambiental y socialmente vulnerables, en especial si están habitadas por grupos indígenas locales, por lo que el impacto potencial pude ser aun mayor (para bien o para mal). Que el impacto sea positivo depende de tres factores: Apoyo a la conservación, beneficios para las comunidades anfitrionas y la educación a los visitantes.
La responsabilidad de este tipo de turismo de puede aplicar a cualquier tipo de servicio que se ofrezca a los clientes. Un gran hotel de ciudad puede tener una gestion en perfecta sintonía con los principios sociales y ambientales y un pequeño albergue en la montaña todo lo contrario. Esto es aplicable al transporte utilizado, excursiones en áreas rurales, etc..
Es importante reseñar que las organizaciones locales que no cuentan y hace partícipes a las comunidades locales y el entorno ambiental que les rodea, termina perjudicando estructura social y destruyendo sus recursos. El resultado es la pérdida de su identidad y hábitat original; y por consiguiente todo su atractivo e interés de los turistas.
La satisfacción del cliente es lo que dará continuidad a sector turístico y se mantiene por tres pilares: Los gobiernos han tendido siempre en fortalecer el primer pilar: el de la salud, higiene y la seguridad . El segundo pilar: la de la Calidad esta sustentado por los tradicionales programas de certificación turística. Pero es el tercer pilar es el que actualmente hace tambalear todo el sistema: la triple rentabilidad , todavía muy verde en España y lejos de los primeros programas “verdes” internacionales de certificación que consideran los impactos ambientales del turismo: la Sostenibilidad sociocultural y económica.
De http://www.traveltu.com/
Texto: Miguel Angel Benito
Imágenes: varios autores
jueves, 15 de julio de 2010
Marroquian Graffiti
En la cosmopolita Marrakech pudimos deleitarnos con algunos retazos artísticos que recuerdan al underground de cualquier ciudad europea. El gusto por el detalle y el juego con al mismo paisaje. Los elementos urbanos que acarician al dibujo parecen flotar con la expresión de los colores imposibles que solo se ven con luz de África.
Las pintadas y dibujos son deleite ahora de los turistas, los nuevos invasores, que recorren sus callejuelas y rincones refugiándose de las duras jornadas del implacable azote del árido desierto cercano.
De http://www.traveltu.com/
Texto: Miguel Angel Benito
Imágenes: Miguel Angel Benito
martes, 29 de junio de 2010
kallawayas: médicos de Los Andes
No vamos a hablar del chamanismo en su vertiente mágico-religiosa o médica en general. Me gustaría dedicar especialmente estas líneas a unos seres extraordinarios que pertenecen al gran pueblo aymara, y que practican su milenaria ciencia sobre la medicina natural o tradicional de tal manera que constituyen un ejemplo maravilloso de solidaridad y eficacia. Se trata de los Kallawayas.
Como Kallawayas son conocidos algunos “chamanes” que viven especialmente en los entornos altiplánicos del Lago Titicaca, de cuyas profundas y frías aguas surgieron algunas de las mejores culturas amerindias; la tarea de estos magníficos hombres aymaras que han heredado lo mejor de su antigua y rica civilización, destacan entre sus conocimientos heredados el de la farmacia natural, que desarrollaron especialmente para beneficiar a cuantas personas que necesitaran de su ciencia. Los kallawayas ejercen su ciencia no tan solo en sus comunidades de origen sino que peregrinan durante largo tiempo, en ocasiones, por otras comunidades para que mucha más gente pueda acogerse a los beneficios de estos conocimeintos médicos, curando enfermedades y asistiendo con sus consejos otros problemas de índole espiritual o social. La asistencia que realizan los kallawayas está impregnada de solidaridad pues sus servicios son prestados gratuitamente, recibiendo a cambio nada más que cobijo y alimentos.
En la región antiguamente conocida como el Kollasuyu, la tierra de la medicina, las prácticas tradicionales todavía tienen mucho más vigencia que la medicina occidental. El 70% de los bolivianos, especialmente en las áreas rurales, primero buscan al “curandero” y toman la medicina occidental como último recurso. Esto se debe a varias causas: la medicina occidental, incluyendo sus remedios es cara, los médicos solo hablan en castellano y en general tienen poco respeto por la cultura indígena.
Los viajes continuos que los kallawayas han hecho por Sudamérica les ha dado acceso al conocimiento de un número enorme de hierbas. Se estima que cada uno de ellos tiene información sobre 300 hierbas y que los más capacitados conocen el uso de hasta 600 hierbas. En total han acumulado conocimientos sobre unas 1.000 hierbas. Además estos continuos desplazamientos hacia nuevos territorios les ha servido para tener una idea mucho más amplia y universal de la diversidad cultural amerindia, encontrando con ello los lazos comunes que las unen entre sí y utilizando estos factores culturales para mejorar la aplicación y los resultados de sus conocimientos médicos.
Los kallawayas siempre han reconocido las limitaciones de sus habilidades curativas, ellos nunca tratan de curar enfermedades hereditarias ni enfermedades terminales. Tienen su propio lenguaje derivado del quechua, conservándolo impecablemente a pesar de que el propio quechua corre peligro por la disminución de parlantes.
Los conocimientos de los kallawayas se transmiten de padres a hijos a través de generaciones, aunque tambien se pasan a otros aprendices que carecen de antecedentes familiares. En principio cada aprendiz tenía que estudiar entre ocho y diez años y hacer valer sus conocimientos ante un tribunal o consejo comunitario. Después, una vez iniciados, viajaban durante temporadas largas para recoger hierbas y curar a sus primeros enfermos, el resto del año cultivaban la tierra. Tradicionalmente no se permite a las mujeres ser kallawayas en el sentido más amplio pero juegan un papel importante en la recolección de las hierbas, ejerciendo como comadronas o parteras y asistiendo a las mujeres como curanderas en todos los asuntos relacionados con el sistema reproductivo, embarazos y abortos.
Una institución tan importante como es la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha empezado a fomentar recientemente la medicina natural a nivel mundial como reconocimiento oficial de esta práctica básica para la salud. Pero oscurantistas los hay en todas las trincheras y aún muchos médicos asocian la medicina tradicional con la brujería negándose a reconocer su contribución a la farmacopea como una ciencia herbolaria bien desarrollada y estudiada.
Juan Villa un conocido y antiguo kallawaya que vive en La Paz y que cuenta con más de cincuenta años de experiencia recogiendo hierbas y curando enfermos dice que no existe ninguna brujería.-“ nosotros aprendemos sobre las hierbas desde los siete años, el lugar donde crecen, la manera de recolectarlas, como conservarlas y el lugar donde hacerlo. Sabemos curar enfermedades comunes pero importantes como el reumatismo, males de vesícula, diarreas y enfermedades del viento y de los relámpagos”.
En Bolivia cada pueblo o comunidad tiene un herbolario y saben que plantas o hierbas se pueden usar con propósitos médicos. La medicina tradicional es parte integral de la cultura y responde a sus valores o creencias, aunque con el paso del tiempo ciertos elementos de la medicina occidental se han ido incorporando.
La medicina tradicional toma en cuenta la percepción que el paciente tiene de su enfermedad y considera importante el estado anímico al escoger el remedio. Muchos seguidores de la medicina occidental están dispuestos a reconocer que el 25 o el 30 por ciento de las hierbas utilizadas en la medicina tradicional son tan efectivas como los fármacos, pero la mayoría no comprende el uso del ritual, la magia y los amuletos en el repertorio del kallawaya. Estos últimos, por otra parte, sostienen que muchas veces las enfermedades del cuerpo tienen su origen en el alma y en la salida del “ajayu” o fuerza de la vida del cuerpo. La tarea del kallawaya es convencer al “ajayu” de que regrese al cuerpo y restaure el equilibrio de cuerpo-mente-siquis. De igual importancia es el equilibrio entre la persona, el mundo natural y el mundo sobrenatural. La filosofía médica de los aymaras está basada en infundir la confianza al paciente estableciendo un diálogo profundo con él para ablandar la resistencia sicológica y purificarle.
La medicina tradicional tiene mucho que aportar y enseñar a la medicina occidental, que frecuentemente está deshumanizada. El énfasis que los kallawayas ponen en el equilibrio síquico-biológico-social entre el paciente y el doctor/curandero puede llegar a desarrollar una medicina que realmente se vincule a las necesidades y realidades de las mujeres y hombres de los Andes.
De http://www.traveltu.com/
Texto: Esteban Galera
Texto: Hernan Paz
domingo, 20 de junio de 2010
En busca de la Piedra Escrita de Cenicientos
La información escasa y confusa. Aun así nos aventuramos en la búsqueda de los restos romanos que se encuentran en la villa madrileña de Cenicientos.
Nuestra meta era encontrar un lugar donde se levanta una roca de unos 3 metros de alto donde están talladas tres figuras al parecer pertenecientes a la época romana (siglo II d.C.). Hay quien sugiere incluso a que pertenece a los anteriores moradores de estas tierras, Los Vettones, como un lugar de culto funerario.
Llegamos al pueblo a primera hora de la mañana y preguntamos en una cooperativa de vino en la entrada del pueblo. El encargado nos condujo al interior de las instalaciones y nos mostró las diferentes variedades. Rápidamente nos dimos cuenta que en la etiqueta de las botellas tenía el denominativo de “Piedra escrita” y aparecía un dibujos de nuestro buscado megalito. Nos dio algunas indicaciones y volvimos al coche en busca de nuestro objetivo.
A la tercera cogimos la carretera buena y siguiendo las pistas del bodeguero aparcamos el coche para continuar a pié.
El camino entre viñedos y frutales nos llevo ante una imponente puerta negra de metal, cerrada con una cadena y un candado. Nos miramos y ambos vimos la misma interrogación dibujada encima de nuestras cabezas. Saltamos por uno de los bordes del camino y a partir de aquí improvisamos la ruta en la dirección que nos parecía más lógica.
Pronto la hierba se convirtió en matorrales, que a su vez dieron paso un frondoso campo donde la maleza nos llegaba a la cintura, jadeamos un río, atravesamos una zona pantanosa, repletas de ortigas y zarzales que nos recordó que llevábamos pantalones cortos. Después de cruzar un viñedo interminable divisamos la roca.
Cuando al fin estábamos delante de ella apenas se veía unas rugosidades en la piedra dentro de lo que parecía un escudo: que gran decepción. Pero fue al retirarnos hacia atrás unos metros cuando pudimos ver con claridad las formas de tres figuras, tres mujeres, se puedía distinguir perfectamente incluso los pliegues de las túnicas y una breve inscripción en la que parece leerse (con mucha imaginación) “las tres Marías”.
Al parece, aquí debería haber una asentamiento romano de cierta importancia lo que nos sugiere pensar, mas que un lugar de culto funerario, en una muestra arte urbano romano.
domingo, 13 de junio de 2010
De repente. África
De repente. África
Para todos aquellos que nunca han abandonado en viejo continente se llevarán una gran sorpresa al visitar a nuestros vecinos del Sur, a pesar de la proximidad nos encontraremos de repente en otro mundo.
Barajas 18.30. Con la ultima luz de la tarde llegamos a Barajas, la megafonía avisa a los pasajeros de consejos e indicaciones en varios idiomas, Miles de carteles multilingües pueblan todos los rincones. Tiendas, perros enjaulados, señora con pamela, un surfista arrastrando sus 7,5 pies de tabla en un carrito, niños corriendo con sus zapatillas con ruedas…
19.30 Llega momento ING: checking para boarding por el finger.
Sin retraso nuestro pequeño Airbus A320 corre por la pista y despega dirección a Marrakech.
20.30 Sobrevolando la península, la noche no tiene luna y los pueblos y ciudades se ven desde la altura como constelaciones de diferentes tamaños, cientos de pequeñas culebrillas brillantes serpentean con miles de microscópicos vehículos.
A las 21.00 reconocemos el borde de la península, con las últimas luces de la costa de Cádiz. Luego negro y en seguida de nuevo pequeñas luces, ahora marroquíes.
Apenas 40 kms de estrecho, pero todo ha cambiado. Las luces son de un brillo más blanco, mas como el fluorescente de la cocina. Menos luces, pero más intensas. Las constelaciones son cada vez mas pequeñas y aisladas. Las culebrillas brillantes se han extinguido.
21.15 Todo negro, excepto las estrellas del cielo, que parecen haberse multiplicado por mil. (milyuna). La azafata nos da un papelito para que rellenemos e indiquemos porque viajamos a Marruecos y cual es nuestra profesión.
21.30 la megafonía ya no dice nada en español, me parece entender algo en francés. Un olor a pachuli inunda la cabina. Las mujeres marroquís se perfuman y se colocan el pelo, algunas se pintan: estamos llegando.
22.00 Al fin luces. Vamos descendiendo a lo que parece una pista de aterrizaje con las indicaciones imprescindibles. En dos saltitos tomamos tierra con los aplausos nerviosos de los pasajeros.
Para el avión y descendemos, no hay ni un ing, ni siquiera finger. Desde el avíon descendemos a la pista directamente, todas las letras son árabes y en la oscuridad avanzamos hasta llegar el edificio del aeropuerto de La Menara. Ya interior del aeropuerto y encontrarnos con La Cola.
La cola es enorme, no sabemos para que es, pero nos colocamos en ella con los demás que van llegando (andando) después de desembarcar de otros vuelos. Una hora después vislumbramos un cartel al fondo que indica un puesto de control de pasaportes.
La luz es tenue y blanquecina llena la estancia, no hay apenas carteles, ni megafonía, las chilabas por todas partes. Nos miramos y nos damos cuenta que somos los únicos guiris. Alguien nos señala un acceso para ciudadanos UE, desierto. (Toda la cola para nada)
Pasamos el control y salimos al exterior. se respira un calor seco en la oscuridad plena. Miro a mi compañero. En un momento nos quedamos solos, sin más luz que el tenue destello del aeropuerto y las estrellas. Nos damos cuenta que decenas de ojos nos miran a pocos metros.
Al acercarse vimos que eran taxistas ofreciéndonos sus servicios. Ya de camino a la ciudad nos damos cuenta que estamos en África, a tan sólo tres horas de nuestra casa.
De http://www.traveltu.com/
Texto: Miguel Angel Benito
martes, 8 de junio de 2010
La Mama Negra. Una buena buena lección sobre el mestizaje
Por www.traveltu.com
lunes, 31 de mayo de 2010
Un día en el mercado de Rissani. La vida al borde del desierto
Finalmente el agua es tragada y desaparece entre la arena y la roca en la pequeña población de Rissani.
Aquí desde épocas remotas es parada imprescindible en las rutas comerciales trans-saharianas, donde las caravanas del Sahel descargaban parte del oro y esclavos.
Actualmente los días de mercado (Martes, jueves y domingo) el zoco se convierte en punto de encuentro de una gran parte de la población de la región, una autentica fiesta de colores, olores, sabores y texturas inundan al visitante, sumergiéndole en un mundo desconocido, entrando de lleno en la cotidianidad de un pueblo que conserva con orgullo su tradición como última escala comercial entre la civilización y el Gran desierto.
El sol se filtra entre los tejadillos que protegen el zoco, creando un escenario casi irreal. Desde el amanecer van instalando los primeros puestos. Sacos enteros de especias de colores imposibles, son abiertos y distribuidos entre los mercaderes.
Llegan camiones repletos de Sandías, naranjas, cocos, dátiles…; algunas mujeres desempolvan y colocan en los estantes artículos de artesanía, forja, latón, cobre, plata y joyería en otro callejo vemos la gran exposición de alfombras de diferentes formas, tamaños y dibujos.
Un olor a cuero recién curtido llena el oscuro callejón que nos lleva a una zona repleta de diminutas tiendas. El cuero teñido de color verde lima dando forma a “pufs” cuadrados, pompones amarillos cosidos cuidadosamente a unos frágiles y suaves guantes fucsias. Estantes desbordados de las tradicionales “Adidas bereberes”, las babuchas amarillas, con las suelas de goma de neumático reciclado.
La llamada a la oración del muecín nos anuncia el mediodía. Llegamos a la parte del mercado donde se compra y vende animales: cabras, gallinas, ovejas… y finalmente el gran mercado de los burros, auténtico medio de transporte y carga habitual en la zona. Entramos en un enorme prado repleto de de cientos de burros y algunos hombres hablando y negociando.
Una tetera en el fuego en cada rincón, en cada puesto o tienda: el imprescindible té a la menta para empezar, o cerrar cualquier transacción.
Un humeante Tajin de pollo nos hace recuperar las fuerzas. Mientras, llegan nuevos carros, camiones cargados de mercancías, filas de burros con niños montados y guiados por gentes que viven a decenas de kilómetros. Un señor tuerto me guiña su ojo sano mientras descarga bombonas de gas, lanzándolas, como si se tratara de las mismas sandías que por la mañana llegaron al mercado. Cada momento en Rissani es una experiencia.
martes, 25 de mayo de 2010
LA SONRISA DE LAS GEISHAS
Por delante...
Y por detrás...
Encontramos estas jóvenes geishas en el barrio de Gion en Kyoto. Tal vez eran aprendizas, las llamadas maiko. Las seguí unos metros hasta preguntarles en japonés si podía hacerles alguna foto. El “onegai shimas” (por favor) de la occidental curiosa fueron las palabras mágicas, tal como me había dicho mi amiga Aventurer@. Se pararon amablemente y posaron con paciencia, creo que aprovecharon para escrutarme y saciar su curiosidad conmigo, mientras yo miraba maravillada por el objetivo.
Su maquillaje blanco impoluto destacaba sus rostros perfectos, sus pómulos y labios carnosos. Eran preciosas, con una belleza de otro tiempo. Llevaban moños con el pelo empolvado, adornado con flores y colgantes. Los kimonos de seda tenían un cinturón ancho abultado en la espalda, que llamaban obi, y calzaban sandalias de madera con calcetines blancos. El maquillaje formaba un dibujo en la parte de atrás del cuello, mostrando el verdadero color de la piel. Era uno de los múltiples detalles de su cuidado atuendo.
Por la noche volvimos a encontrarlas. Estaban en un restaurante, acompañando a sus clientes trajeados. La escena podía verse perfectamente porque era un segundo piso, la habitación estaba iluminada y los paneles de madera descorridos. Primero los vimos cenando sentados. Luego una geisha tocó el shamishen, una especie de laúd tradicional del s.XVI. Otra geisha bailó con un abanico, con movimientos lentos. De su figura destacaba el gran moño negro, y el kimono de anchas mangas.
Había leído que cada vez era menos frecuente ver geishas, que era un oficio en extinción; apenas quedaban unas cien en la ciudad de Kyoto, y unas mil quinientas en todo Japón. La crisis económica del país en los años 90, los altos precios de los kimonos (que pueden llegar a costar hasta 10.000 euros) y los cambios en la sociedad japonesa eran las principales causas. Las jóvenes dan la espalda al oficio de geishas y prefieren otras opciones de la vida moderna. Pero las sonrientes y misteriosas geishas que encontré no pensaban así.
© Copyright 2010 Nuria Millet Gallego
"lunes, 24 de mayo de 2010
El pueblo de los negros y la música Gnaoua.
Más allá el infinito, o como se puede leer en un cartel de Zagora “Tomboctou 52 días en camello” y una flechita pequeña apuntando al Sur.
Casi al final de la carretera llegamos por fin a nuestro objetivo: el pueblo Khamlia, entre Merzouga y Taouz. En la zona es conocido como “el pueblo de los negros”.
Efectivamente. Al bajarnos del coche nos encontramos con gentes de tez muy oscura, más propia de regiones del África negra. Todavía más, pues el contraste de la arena blanca, las blancas construcciones de sus casas en el poblado, y sobre todo las túnicas blancas acentuaban el contraste.
Preguntamos por los músicos y varios niños nos condujeron a una casa de barro con tres estancias. Amables, hospitalarios y sobre todo siempre sonrientes se presentaron los músicos, nos ofrecieron unos tés, nos enseñaron su casa y nos presentaron a su familia.
Dentro de una de las estancias pudimos ver varias fotos de conciertos que habían echo y se ofrecieron a interpretar algunos temas que habían compuesto, a lo que accedimos de buen gusto.
En el exterior de la estancia y con el fondo del Gran Sahara nos sentamos en unos cojines que nos prepararon, con una mesita, tés y algunos frutos secos y dátiles.
Salieron con sus trajes tradicionales y varios instrumentos antiguos de cuerda (Pequeñas guitarras con tres cuerdas y una especie de arpa) y percusión, (Yembés, crótalos...).
Esta música trata de poner al que la escucha en trance, con un ritmo pegadizo y contagioso. Su tono agridulce le acerca al blues. Los crótalos empiezan a marcan el ritmo y a continuación la percusión de los yembés le va siguiendo de manera desenefadada y alegre, el ritmo crece cada vez mas hasta sumergirte en el.
No nos pudimos negar a bailar con ellos y mimetizarnos por un momento con el sol y la arena que nos rodeaba y nos empequeñecía.
De repente uno de ellos cogió de uno de los platos unos pocos frutos secos y los tiró frente a nosotros y silbó fuerte, en medio segundo aterrizo una paloma (blanquísima) y se puso a seguir el rimo de la canción moviendo la cabeza y las patas. Se nos quedaron los ojos como platos al ver como la paloma seguía toda la canción como si fuera una coreografía ensayada mil veces, parando justo cuando el músico callaba y arrancándose de nuevo justo al seguir tocando de nuevo.
Al finalizar firmamos en un libro de visitas donde otros viajeros ponían sus comentarios y experiencias. Nos despedimos del grupo. Nos dijeron que se llamaban “Les pigeon du Sable” … La palomas de arena.
Texto de Miguel A. Benito
Fotos de Miguel A. Benito
viernes, 21 de mayo de 2010
El Palacio de Hellbrunn y sus juegos acuáticos

En Salzburgo podremos encontrar todo el encanto de una ciudad austriaca tradicional, donde los rastros del esplendor de siglos pasados nos sorprenden a cada paso. Un claro ejemplo es el del Palacio de Hellbrunn, destacado no sólo por el lujo de sus edificaciones, sino por los juegos de agua que tiene en sus jardines.
Este palacio data del año 1612, cuando el príncipe-arzobispo de Salzburgo, Markus Sittikus von Hohenems mandó construir su residencia veraniega. El derroche de agua era signo de ostentación como pocos por entonces, y por ello, aprovechando los manantiales del cercano monte Hellbrunn, es que hace 400 años este palacio deleita a los que lo visitan con sus juegos de agua.
Si miras la foto y encuentras este sitio familiar, estás en lo cierto: fue utilizado como parte de las locaciones del film de “Sonrisas y Lágrimas” – originalmente The Sound of Music – , y por ello se incluye al palacio de Hellbrunn dentro del tour. Si viste el film, recordarás las escenas en la que los niños y su institutriz bailan en los jardines del palacio. Pero es un sitio tan encantador que bien vale la pena recorrerlo aún fuera del tour.
En el jardín encontramos grutas, figuras movidas por el impulso del agua, y chorros ocultos que despiertan las risas de los sorprendidos visitantes.
Así, entre fuentes, esculturas que mojan sorpresivamente a los visitantes y grutas con figuras de madera que se mueven accionadas por el agua para representar pequeñas escenas, se destaca el teatro mecánico, con más de cien figuras móviles movidas por un mecanismo hidráulico que representan una escena de una ciudad.
La visita al palacio incluye muchos otros rincones muy especiales, aquí te dejamos el sitio web oficial para que te informes antes de viajar a conocerlo.
Vía: Clarín Viajes
La Cueva de los Verdes en Lanzarote
La maravillosa isla de Lanzarote encierra misterios que merecen ser descubiertos, por ello mientras te das prisa en buscar tus vuelos baratos a Lanzarote, descubre uno de ellos: la Cueva de los Verdes.
Esta cueva es producto de un sistema de tubos subterráneos de seis kilómetros de longitud que hallamos en esta isla volcánica, que se conoce como los jameos y son unos de los tubos volcánicos más largos del mundo. Así, han dado lugar a la formación de esta cueva.
La Cueva de los Verdes se ubica al norte de la isla y al sur del volcán Monte de la Corona. Su origen se debe a que tras la erupción de un volcán hace aproximadamente 5.00 años, una corriente de lava atravesó otra de distinta densidad, y por efecto de la combustión de gases, entre otras causas, se formaron los tubos y esta cueva tan peculiar.
El nombre se debe simplemente a que las tierras donde se encuentra la cueva pertenecieron a la familia Verde alguna vez. Estas cuevas sirvieron además de refugio a los habitantes de la zona ante el asedio de corsarios berberiscos, que periódicamente aparecían por la isla.
Desde la década del 60’ se ha iluminado el interior de la cueva para que pueda ser visitada. Así, hallaremos un auditorio, rincones denominados a sala de las estetas, la garganta de la muerte o la puerta mora, todo ello al interior de las cuevas.
Sin dudas, se trata de un sitio intrigante que podrás visitar cuando estés por Lanzarote. Muchos tours ofrecen la visita, y también aquí puedes obtener más info.
Vía: Wikipedia
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